martes, 30 de julio de 2013

# El Montonero #



Evocación del Poeta Uruguayense Daniel Elías y otros escritores entrerrianos...

Según las palabras del Profesor Roberto Ángel Parodi, ilustre compueblano, amigo de mi  familia y  buen vecino, compañero de mi padre, “el Ruano”, proverbial Bibliotecario del Colegio Nacional del Uruguay. 

     Estos escritos elaborados como el  género de poesía gauchesca, - tal como el Santos Vega de Ascasubi y luego el Martín Fierro de Hernández -, así como antes las descripciones valientes y amorosas de Pancho y La Delfina.

Todas ellas contituyen inspiraciones épicas, basadas en  la realidad, narrativas de las luchas diversas y cambiantes en nuestros pagos. Y, precisamente, no faltan en el relato tres componentes fundamentales, a saber, las proezas guerreras, los amores y el bellísimo paisaje entrerriano.

Pero todas libradas en un sendero de gesta federal y un coraje común,  una misma causa que condujeron, - diferencias y peripecias desmembradoras mediante, y  no antes de inmensos sacrificios -, a la convicción final que nos brindó la ofrenda patriótica de nuestra Organización como Nación Argentina.

     Escribe en Décimas una forma proclive a caer en la afectación y el énfasis de un tono declamatorio y ampuloso... (Atención a la Politiquería engañosa)

Sin embargo, nada de esto ocurre en los versos de nuestro poeta, quien adopta un tono moderado, conciso en la expresión de los afectos, parco en utilizar el adjetivo desmedido; pero sí inspirado y vibrante, cuando al plasmar la estampa viril de Artigas, recuerda todo cuanto nos une a la hermana Provincia de la Banda Oriental.

“El Montonero está ligado a buena parte de nuestro pasado con epicentro en Concepción del Uruguay; es la evocación del anónimo guerrero que por causas no siempre de indiscutible justicia, se batió con bizarría y con denuedo.

La lanza fue, prácticamente su única arma y el pecho fue su único escudo, pero poseía un aliado invalorable: El caballo.

Reunida bajo la tutela del caudillo, la montonera era temida por el ímpetu tantas veces incontenible de su embestida que deshacía la formaciones enemigas y arrastraba los cañones en los lazos de sus jinetes.

El autor en su infancia debió conocer algunos de aquellos veteranos de Urquiza o de López Jordán, cuya figura pudo tener presente cuando describe un montonero...

...en el frenesí de la carga, con la proverbial melena negra y lacia sujeta (*) a su frente por una vincha rota y descolorida, la lanza en actitud de combate y tintineando en las botas las nazarenas estridentes.



     El Profesor Parodi, también hace referencia a un escritor Villaguayense, Manrique Balboa, autor de “Montielero”, quién sitúa la acción de su novela en la segunda mitad del siglo XIX.


Nos trae la visión de la montonera a través de los ojos de un niño y en una de las tantas asonadas de aquel entonces:



“…Días después se anunció que iban a entrar al pueblo por la calle ancha los lanceros del coronel Polonio, para seguir hasta el departamento de Victoria, en busca de su jefe.



Me fui en busca de un amigo para ver pasar juntos, los montoneros…Un tropel lejano nos hizo comprender que venían del paso de La Laguna.

     Unos quinientos hombres de caballería, de a cuatro en fondo, aparecieron a nuestra vista.

Los jefes tenían botas de becerro y los demás de potro y espuelas nazarenas. También chiripá, cinto ancho y poncho.

La mayoría con vinchas coloradas y melenas, dejando ver una golilla punzó flotando las puntas por encima de los hombros.

Pocos chapiaos se veían en el conjunto de los aperos. La mayoría llevaba la pavita de cebar mate colgada debajo de la cincha.

Todos tenían boleadoras atadas a un costado de la cintura y guachas forradas de cuero de iguana o cola de vaca.

Iban armados de lanzas, y muchos con cañas tacuaras y media hoja de tijeras de esquilar atadas con tiento a la punta.

Al costado izquierdo de algunos jinetes se veían los trabucos naranjeros con la boca en forma de campana.

Por un extremo de la cabezada del recado asomaba el cabo de guampa de la daga o el facón caronero.

Todos aquellos gauchos barbudos, de ojos brillantes y lenguas melenas se me antojaban gigantes musculosos, de espaldas anchas, enormes, y puños de hierro.

No creía que aquellos hombres tan fuertes pudieran ser vencidos en un combate por otros que no fueran de la misma raza.”…


     Y así lo canta Daniel Elías:

      Ya se aleja por la senda
  de la muerte y del olvido,

                              el personaje atrevido
                                      de la gloriosa contienda.

                              El de la embestida tremenda
                                         y de brazo fuerte y rudo,

                              que en el combate sañudo
                                         oponía al encontrón,

                              el bronce del corazón
                                         como el metal de su escudo.
 

///…continúa.

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Entre Ríos en 1864. Presidencia de Mitre y el Gobierno Entrerriano.
 
               # Entre Ríos y Buenos Aires mantienen una relación cuyo carácter puede desprenderse del análisis de algunas cartas que intercambiaron los dos hombres que mayor gravitación tenían dentro de ellas y en el ámbito nacional: Urquiza y Mitre…

(Y destaco ese orden de mención, puesto que el prestigio de Justo José superaba las fronteras de los federalismos  provincianos y era reconocido en los países más adelantados de ese tiempo; además, su ingenio y fortaleza militar era indubitable, solo superada por su férrea decisión y voluntad de respaldar la Organización Nacional de su propio cuño, y la paz que definitivamente trajera el progreso y tranquilidad al pueblo y elevara la provincia de Entre Ríos entre las más progresistas, ala par de las mejores implicancias civilizantes)…

El General Entrerriano remitirá a Mitre una carta fechada en “San José” el 7 de febrero de 1864, donde le ofrece su cooperación ante cualquier eventualidad que pudiera sufrir el gobierno nacional:

“…no sé hasta qué punto la oposición que se levanta en Buenos Aires bajo la denominación de Cóndor, contra la autoridad y las instituciones nacionales, puedan valer contra ellas, ahora o en lo futuro...

Pero debo anticiparme a ofrecer a Ud. todo cuanto pueda como amigo y como gobernante. V.E. sabe que esta Provincia se pone en armas fácilmente y lo hará con decisión a mi voz, si en ello se interesa la causa de la nacionalidad que tiene a V.E. a su frente...
 
Por supuesto que es mi convicción que V.E. de cuya parte está la Nación no necesitará de grandes esfuerzos para dominar las posiciones de hombres inspirados por ideas pequeñas y de círculo, pero es un deber ofrecerme con la serenidad y decisión que V.E. me conoce...

La Provincia es poderosa y no crea V.E. que lleva algo consigo la charla de los que aquí se muestran ansiosos de que la paz se turbe y simpáticos a las ideas de los Cóndor  de allí,; llegado el caso todo lo que vale obedecería a su voz”…

En otra carta se lee:

               “Durante mucho tiempo he creído que debía oponer el silencio a las diatribas con que la prensa inspirada en malas pasiones se inspiraba en demostrarme y presentarme como un conspirador perpetuo contra la estabilidad de sus instituciones y la prolongación de la paz felizmente establecida

Pero la prensa invocaba esta vez datos hasta cierto punto oficiales del interior y ha tomado parte en los ataques, un periódico que yo respetaba y que es reputado generalmente como un órgano del gobierno nacional… (¡¿?!)


Al dar este paso volviendo por mi propio crédito y haciendo honor a la verdad, creo llenar así mismo un deber hacia V.E. que me ha hecho constantemente justicia, recomendándome como un colaborador eficaz del nuevo orden que impera en la República, decidido a no omitir esfuerzo alguno para radicar la paz, afianzar la concordia y ayudar a V.E. en la elevada política que ha adoptado”

               Sin ambages, despréndese de lo expuesto una realidad que no puede desconocerse:

el apoyo ofrecido por Urquiza a Mitre y la tácita aceptación por parte de éste, *…es leal a las ofertas…yo soy y seré su amigo…*, lo demuestran palmariamente...

¿Cómo podía Mitre hablar de lealtad en su virtual enemigo si no lo hubiera probado en hechos concretos?...

En la guerra se hace más difícil encomiar las virtudes del contendor, y la situación entre las Provincias tenía mucho de beligerante todavía, y en los hombres que tratamos, las palabras que se escriben tienen significado incontrovertible, porque ya era adelanto documental…#

               Casualidad denominativa o no, se insinuaba ya un Plan Cóndor en la naciente Nación Argentina y los actores de entonces, los bien intencionados y los que a la postre resultarían oportunistas, resultarían igualmente traicionados por acontecimientos que superaron sus intenciones, y más tarde o temprano desembocarían en la consecuente degradación nacional y la prevalencia supina de los intereses foráneos…

Los verdaderos *bárbaros* extranjeros que atentaban contra la creciente *civilización* autóctona…

Y se repiten los personajes actuando al unísono a un mal común...

Los ansiosos de poder político y los de  ínfulas intelectualoides, propiciando mala prensa e inficionando así, psico socialmente, a la comunidad para confundir y sonsacar luego su provecho material espúreo…
                                                                                                    ///...(continúa)

 .............

(s.e.u o.o m.i.): Edición y reproducción asistida de CiC – CrU, OFe / gpPP.

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