viernes, 29 de marzo de 2013

Política Entrerriana II: ¿¡Una nueva Presidencia Confederada.?!




La carrera de Sergio Urribarri comenzó en el año 87, cuando fue electo intendente de General Campos, pueblo del departamento Concordia (hoy San Salvador, por voluntad del ex diputado Berthet). Y ya en el ´91 estuvo en las puertas de integrar junto a Mario Moine una de las fórmulas del PJ.

Por entonces, Sergio Urribarri, era el candidato más firme para acompañar a Mario Moine, y estaba todo dado para que fuera su vice, con la conformidad de este último que veía un cierre perfecto del eje Paraná-Concordia, ya que consideraba que más allá de que Urribarri integraba las filas del bustismo, tenía una personalidad lo suficientemente independiente, algo que el intendente capitalino buscaba.

Moine necesitaba el apoyo de Busti, que era por entonces gobernador de la provincia, pero no confiaba en él, porque tenía terror de que le manejara los hilos desde atrás en el caso de llegar a la gobernación.

Jorge Busti en ese momento impulsaba la candidatura del prestigioso médico diamantino Domingo Liotta para impedir que Augusto Alasino (uno de los 12 apóstoles de Menem) llegara a la gobernación, ya que el Choclo se había lanzado abiertamente como candidato en la interna del PJ.

La apuesta de Busti no tuvo la suerte esperada, ya que el médico diamantino no prendía en la gente y, al no ser posible su propia reelección, se quedaba sin candidato para cerrarle el paso al Choclo Alasino.

La única salida era Moine, aunque en privado lo putizaba y desputizaba. Es más, según cuentan,cuando hablaba con su amigo “Gallito”, director de Comercio de la provincia, de vez en cuando lo mandaba a clausurarle algún supermercado de propiedad del intendente de Paraná, aunque no era el único putizado, también lo era Luis Leissa, que vaya paradoja hoy es su socio político.

El apoyo a Moine y la bajada de Liotta fueron condicionadas a que Hernán Orduna fuera el compañero de fórmula, desplazando a Urribarri, que era en ese momento el preferido de Moine y de varios nuevos dirigentes que venían asomando en el PJ provincial.

El actual gobernador debió conformarse con ir en la lista como diputado provincial por el departamento Concordia. Indudablemente esta bajada de pulgar y ninguneada golpeó a Urribarri, aunque fue el único leal en la legislatura que le quedó a Busti en el período 91-95.

Esta operación política de poner a Orduna en la fórmula, fue llevada adelante por el hoy fallecido Juan Carlos Stratta, quien fuera intendente de Victoria y legislador provincial, y padre de la actual diputada provincial Maria Laura Stratta, y Alberto “Beto” De Torres, por entonces secretario de la Cámara de Diputados, quien integraba junto a Blanca Osuna, Carlos Molina, Aníbal Vergara, Mónica Alfaro y “Pajarito” Gómez, entre otros, el conocido “Grupo Liberación”.

Ese grupo era en ese momento el más influyente de Jorge Busti, y ya le había sacado varios cuerpos de ventaja en las preferencias de Busti a la mesa de trabajo del Conde Ramos, Zacarias y Halle, entre otros, que venía en caída libre.

En esa oportunidad, el lugar de la operación enlace para que la fórmula fuera Moine-Orduna fue el conocido y hoy desaparecido bar “La Victoria”, ubicado en calle 25 de Mayo, frente a la plaza de 1º de Mayo de la ciudad capital.

El 17 de diciembre de 2003, siete días después de la asunción de Jorge Busti, el presidente del bloque de senadores, Hugo Berthet, y Eduardo Marín, referente y coordinador de la Cámara de Diputados de la provincia y otra persona, se reunieron en un departamento de calle Mitre, señalando que la figura de Urribarri era la que reunía mayor consenso para suceder a Busti en el 2007, porque consideraban que era imposible la reforma de la constitución que posibilitara la reelección de este último.

Urribarri, como ministro político, estuvo al frente de la intentona de lograr el acuerdo para reformar la Constitución, ya que necesitaban el apoyo del partido opositor, pero para esto había que convencer a quien tenía la llave: Sergio Montiel.

Para lograr el arduo y complicado cometido, el hoy gobernador mandó de emisario a Juan Domingo Zacarías para que se reuniera con Montiel junto a una persona que ofició de intermediario por contar con la confianza tanto de Urribarri como del caudillo radical.

Así sentados bajo un nogal, un martes por la tarde, en la quinta de Montiel ubicada en La Picada, camino a María Grande, el emisario del Pato le acercó al radical el compromiso de Busti de terminar de una vez y para siempre con las animosidades, persecuciones y criticas mediáticas en su contra.

En definitiva, le ofrecieron un manto de convivencia institucional entre los caudillos, a cambio de que Montel apoyara la reforma constitucional.

Ante tal solicitud, entre mate y mate amargo cebado por el mismo Montiel, éste respondió: “mire joven (refiriéndose a Zacarías, en ese entonces diputado provincial), estos temas y otros tan importantes los tengo que hablar directamente con Busti”. Agradeció sus oficios y finalizó con un “dígale al Gobernador Busti que me llame”.

La respuesta de Busti fue que jamás se iba a sentar ni llamar a Montiel, ya que temía que el caudillo lo hiciera público, dejándolo muy mal parado, como si hubiera asumido una actitud genuflexa.

Este fue un miedo que Busti nunca pudo vencer, ya que consideraba que no se podía poner él mismo en la posición inferior de tener que pedirle favores a Montiel, y se truncó así, al no darse la charla, cualquier posibilidad de reformar la Constitución.

Algunas versiones extraídas del propio bustismo sostienen que un sector de éste responsabilizó directamente a Urribarri por la no salida de la reforma constitucional. Sin embargo, lo que la frenó fue el miedo que a Busti le provocaba pedirle un favor a su histórico rival. Busti consideraba que eso lo habría puesto en una posición de inferioridad, después de tantas peleas y dichos del gobernador para con el ex gobernador, y lo haría quedar muy mal parado ante la sociedad.

Transcurrió el tiempo y en el 2007 nuevamente sonó el nombre de Urribarri para la formula gubernamental. En esta oportunidad la candidatura salió de una reunión celebrada también en un departamento de calle Mitre, pero esta vez en un 8° piso, en donde estaban presentes Busti, Urribarri, Zacarías y un conocido empresario.

Sin embargo, en esta oportunidad también había un obstáculo, ya de los que habían impulsado la candidatura de Urribarri en el 2003, Eduardo Marin siguio junto a Busti en el fef y Hugo Berthet vio que su propia figura había crecido significativamente en cuanto a poder y presupuesto que ahora manejaba.

Envalentonado, el senador por San Salvador presionaba para que la candidata fuera Cristina Cremer, y él fuera su compañero de fórmula, o al revés. Berthet se lo planteó a quien dirigía los hilos del PJ entrerriano, pero Busti, en una reunión en su oficina, tuvo una respuesta negativa.

Este hecho hizo que el legislador pegara el portazo y se cortara solo, conformando el entonces famoso “Grupo Talleres”, al cual, lo siguieron muchos intendentes, senadores, y diputados, como Cresto, Jodor, Marso, Nogueira, Sánchez, Fleitas, Herdt, Orlandi, Márquez, Adami, Besco, y Jakimchuk, entre otros.

En aquella reunión, Busti le comentó a Berthet que su mujer no podía ser candidata porque sus hijos no querían que la expusiera a las peripecias de la política y el que reunía el mayor consenso era Sergio Urribarri y consideraba que esta vez sí era su hora de acceder a la gobernación.

Algo muy parecido y que truncó una nueva alianza, pasó con Juan Carlos Cresto, cuando Busti lo llamó para pedirle que acompañara al Pato en la fórmula, pero éste le respondió que no podía enfrentar a su hijo en una elección.

Sin embargo, en la campaña del 2007, Busti acompañó abiertamente a José Carlos Halle para que fuera intendente de Paraná, y relegó a Urribarri, que tuvo que caminar solo.

Berthet en ese momento, debido a su consolidación política, convencido de que reunía las condiciones de armar, pelear y ganarla por fuera, finalmente dejó en manos del entonces intendente de Paraná Julio Solanas y el legislador Enrique Cresto la candidatura a la gobernación, uniendo Paraná y Concordia en la fórmula por la “Alianza Frente para la Victoria y la Justicia Social”.

Solanas que ya en el ´95 ya había sido tentado, también por el grupo de Alasino, que integraba Berthet, para pelearle a Busti la interna, pero en esa oportunidad Solanas declinó su aspiración y acordó ser candidato a senador provincial y apoyar en las internas a Moine para intendente y a Jaime Martinez Garbino para gobernador.

En esto fue clave Daniel Welschen, en ese momento candidato a diputado provincial, que se había constituido en el hombre más escuchado por Julio, que, vaya paradoja de la vida, luego fue uno de los hombres más leales a Busti.

Así Solanas, se bajó de la fórmula y accedió a la candidatura a senador, perdiendo en las urnas frente al ya desaparecido Héctor Mario Seri, referente del radicalismo, partido que era muy fuerte en el departamento Paraná en ese momento.

En el 2007, la Lista 100 quedó tercera, por debajo del radicalismo, con casi el 19% de los votos, y se constituyó ganadora la fórmula que llevó a Urribarri a acceder finalmente a la gobernación, manejando a partir de ese momento él los destinos de la Provincia.

En su primera gobernación, Urribarri fue enfrentado abiertamente por Jorge Busti, presidente de la Cámara de Diputados, que apoyaba al sector opositor al gobierno cuando el país se vio dividido por la Resolución 125.

Pero en esa etapa hubo un momento clave, en el que los elegidos fueron tocados por la varita: la reforma de la Constitución provincial, propuesta por Busti, que incluyó la reelección.

Con esta movida, Busti ninguneó y sobró a Urribarri, que luego se vio favorecido con esa modificación y lo aplastó electoralmente en el 2011, sacando de la cancha al hasta entonces considerado por muchos líder indiscutido del peronismo entrerriano.

Hoy, Urribarri ha desistido públicamente de buscar modificar la Constitución provincial para ir por la re-reelección, a pesar de contar con la amplia mayoría en las dos Cámaras. De este modo, el gobernador apuesta tácitamente al premio mayor: la presidencia de la Nación.

En los últimos días, Urribarri congregó a los referentes y funcionarios más importantes del kirchnerismo del país en Paraná, un hecho que terminó por instalarlo en el contexto nacional como uno de los más firmes candidatos a suceder a Cristina Fernández, por encima de nombres como el de Scioli, Capitanich y Pérez.

Urribarri, ha demostrado ser dueño de un pragmatismo, tener un gran olfato y ser conocedor de las debilidades ajenas, condiciones que le han permitido quebrar y sumar a todo aquel que se le cruzara en el camino.

Como se ve en los hechos y en la historia, Urribarri fue tocado por la varita y es protagonista de una carrera política meteórica, que lo catapultó desde la intendencia de un pueblo de poco más de 1500 habitantes a la gobernación de la provincia. Hoy en día no sorprendería a nadie si se quedara con el premio mayor.

Ricardo David - EPdRD, Paraná, 29-03-13
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(s.e.u o.o m.i.): Reproducción y edición asistida de CiC - CrU, Ofe. / gpPP.

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