Vargas Llosa - Nación
Comienzo con una afirmación y un interrogante; son las siguientes.
Afirmación:
Está científica y culturalmente aceptado que existen diferentes inteligencias.
Nadie puede dudar de la capacidad de combinar frases, palabras, modismos y lo que fuere capaz de elucubrar una mente particularmente desarrollada para esa tarea específica.
Y además hacerlo de una modo con eficiencia tal para resultar del mayor interés de sus lectores, con el soporte de varios críticos literarios que operan en el mismo sistema de marketing editorial.
Dicho con el mayor respeto, no soy un seguidor de sus escritos, a pesar de la exposición pública y la consideración mediática de su figura y sus premios internacionales que lo acreditan con fama.
Sí, estoy atento a los grandes logros científicos que se publican con acceso al gran público, y, además, muy a mi gusto, a las destrezas deportivas de nuestro “Manu” y sus admirables compañeros “negros” del primer mundo.
Ni hablar de la inteligencia deportiva de Lionel Messi, al que con tal despliegue de suprema habilidad, - reconocido como lo mejor del mundo -, no se le ocurriría sintiéndose tan destacada persona, desde la dimensión de su prestigio, zonserizar a ningún pueblo.
Antes bien, como lo hacen realmente, Manu con las “Clínicas” para niños y Lio con su ejemplo solidario, desde su dotes singulares, contribuyen positivamente al desarrollo deportivo – cultural de diversas comunidades.
Y por ser algo más incisivo, hubiera sido trágico que Einstein con su mente brillante, denostara a los judíos pobres de su tiempo.
Interrogante.
Creo que las diferentes inteligencias, al cabo de sus propias vivencias, experimentales, confluyen más tarde que temprano, en lo que distinguimos como sabiduría.
Y esta incertidumbre se resolvería atendiendo a las siguientes consideraciones:
Existe una línea, de matices complejos, que desde el infinitésimo del misterio del origen y reproducción de la vida, la seguimos con altibajos transcurriendo por la diversidad cautivante de la existencia.
Esta guía, proyectada hasta el maravilloso infinito del cosmos, nos orienta, en pragmatismo y abstracciones, mediante hitos de valores naturales, morales y éticos, hacia un destino común y esperanzado de nuestra especie.
De este modo, pienso que todas las variadas inteligencias, actuando o reflexionando en consonancia con dichos valores, y en armonía con la evolución de la humanidad, confluyen en una misma sabiduría trascendente.
Esta constituye la 2° premisa en consideración respecto al Titulado.
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