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Alberto Bovino: "Este caso me asqueó" 

El abogado uruguayense que logró la condena de Pedraza.

José Pedraza, líder durante décadas de la Unión Ferroviaria y símbolo indiscutido de la burocracia sindical peronista, fue condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 21 de la Capital Federal a 15 años de prisión por el asesinato de Mariano Ferreyra. El abogado Alberto Bovino, oriundo de Concepción del Uruguay, actuó como apoderado de Beatriz Rial, madre de Mariano, integrando el equipo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) que logró esa histórica condena. En esta entrevista comparte reflexiones personales sobre esa experiencia.

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PorAmérico Schvartzman

Alberto Bovino, oriundo de Concepción del Uruguay, es un abogado de gran prestigio en el mundo del derecho penal. Reconocido como teórico y especializado en la defensa de los derechos humanos, integra el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y como tal, coordinó el equipo legal que logró la histórica condena  del burócrata sindical –ahora además reconocido como asesino– a raíz del homicidio de Mariano Ferreyra.

Como se recordará, Mariano Ferreyra era un joven militante universitario y del Partido Obrero (PO) que recibió un disparo en el pecho en 2010, durante la represión a una manifestación de trabajadores ferroviarios tercerizados que exigían ser incorporados a la planta permanente en la Línea Roca. Lo increíble del caso es que esa represión fue realizada por un grupo de afiliados al sindicato que, en teoría, debería defender los intereses de los trabajadores del sector. En efecto, miembros de la burocracia sindical de la Unión Ferroviaria dirigida por José Pedraza, llevaron a cabo una “represión tercerizada”, quizás la parábola más perfecta de la perversa trama del capitalismo mafioso en la Argentina.

En esta entrevista, este abogado entrerriano comprometido con la defensa de los derechos humanos, comparte algunas reflexiones personales sobre la inédita e histórica experiencia de mandar preso a un emblema de la burocracia sindical argentina, por hacer lo que hace décadas se sabe que hacen, pero hasta acá nadie había logrado demostrar.

Es la primera vez que se juzga a una cúpula de la burocracia sindical por lo que hacen desde hace décadas: armar, financiar y utilizar patotas. ¿Cómo fue trabajar en ese juicio histórico?

Realmente fue todo un desafío. Para nosotros había total certeza de cómo se había planeado y ejecutado, pero no es fácil demostrarlo. Trabajar en este juicio significó un gran esfuerzo, una constante confrontación de planteos de la defensa, varios meramente dilatorios o de mala fe. Afortunadamente desde el CELS armamos un gran equipo con Maxi Medina, Diego Morales (quien actuó en las etapas inicales de la investigación), y para el juicio el equipo fue integrado con Maxi Medina, Marcos Kotlik, el periodista Ezequiel María y yo. El trabajo de estos tres jóvenes fue impresionante.

Ustedes pedían prisión perpetua para Pedraza. ¿Cómo recibiste la sentencia?

Lo que conocemos hasta ahora de la sentencia me pareció muy bien. En junio tendremos el texto completo, por ahora solo el veredicto y el resumen de sus fundamentos informados por el juez Días, algo que nunca habíamos visto pero que nos pareció buena idea. Y si bien no conseguimos todo lo que pedimos, en especial las penas, a mí no me preocupa eso. Lo más importante fue reconocido en el veredicto: el hecho de que se trató de un asesinato planificado y con la intervención y conocimiento de Pedraza y de Fernández. Personalmente estoy en desacuerdo con la absolución por complicidad de Lompizano y sus dos subordinados que compartieron la Sala de Situación. Sin embargo, no sé aún si sería una buena estrategia recurrir las penas de esos tres policías. Solo al leer la sentencia completa sabremos si es posible que este tema se resuelva en casación, o si no conviene recurrirlo, explicarle estas cuestiones a la familia, y recién ahí tomar una decisión meditada.

Ustedes demostraron que el asesinato no fue un acto de locura, sino que estaba detalladamente organizado. ¿Qué fin tenía?

Es así, por eso tuvimos que mostrar que Cristian Favale no solo fue uno de los tiradores y, además, que actuó coordinadamente con la cúpula de la Unión Ferroviaria. ¿El fin? Necesitaban aplastar por completo el reclamo de los tercerizados. Para mantener a cualquier precio la hegemonía política del gremio, para seguir haciendo negocios millonarios a costa de los derechos de los trabajadores tercerizados y, también, mantener la impunidad respecto de los delitos económicos que cometieron. 

Los beneficios económicos que Pedraza y Fernández recibían, explican y confirman nuestra hipótesis. El proceso de tercerización que culminó con el asesinato del joven militante Mariano Ferreyra fue una política de UGOFE (Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia) consentida por Pedraza desde que UGOFE se hizo cargo de la línea Roca. Si bien se la definió como una política excepcional y provisoria, lo cierto es que no se pudo explicar por qué Pedraza mantuvo esta estructura hasta el día en que fue detenido. Lo que también se demostró es que la UGOFE no solo autocontrataba con las empresas que la integraban, sino que, además, acordaban contratos por cifras altísimas con dos “cooperativas”, manejadas por Pedraza y Fernández, respectivamente. 

Cumpliendo con el modus operandi normal para el manejo de la "patota", Pedraza no se comunicó con ellos, pero el día de los hechos él y Fernández estuvieron juntos, en comunicación permanente con el "grupo de choque". Pero lo que más involucró a Pedraza fueron dos actos posteriores al hecho: uno, sus intentos por asignarle un defensor particular a Favale —a quien él dijo no conocer— elegido entre los abogados de un prestigioso estudio jurídico que atendía sus asuntos personales; y dos, la participación personal en el intento de soborno a los jueces de la Sala que resolvería favorablemente las excarcelaciones de los miembros de la patota a cambio de 50.000 dólares .

Casi como prueba de las conductas habituales en el entramado de la política y la justicia actual, de la causa derivó el cuestionamiento a un perito (un peritrucho, según tus palabras) y un intento de soborno a jueces. ¿Qué pasó con esas cuestiones?

Locles es un personaje siniestro e inidóneo como perito, que se vende a quienes defienden policías y poderosos. Su actuación, esta vez, excedió todo lo tolerable: cometió un delito cuando intentó destrozar el proyectil que había causado la muerte de Mariano —para impedir la realización del peritaje—, y por ese motivo fue procesado y pronto su caso irá a juicio oral. 
Espero sinceramente que sea condenado para que se lo inhabilite para actuar como perito. En cuanto al intento de cohecho, Pedraza también fue procesado por ese hecho, y probablemente muy pronto la causa irá a juicio oral. En ese Lo curioso es que en ese caso el juez casador Eduardo Riggi ni siquiera ha sido indagado.

La patota de un gremio burocratico que reprime a los trabajadores precarios de ese mismo rubro cuando reclaman un trato similar al que tienen los afiliados al gremio represor, y donde el principal dirigente acusado está implicado en las empresas que tercerizaban... ¿Hay parábola más perfecta de la perversa trama del capitalismo mafioso en la Argentina?

Es difícil comprender cómo estas cosas pueden suceder públicamente y durante tanto tiempo. La realidad de la corrupción nunca deja de asombrarme. Sin embargo, este caso de corrupción del sindicalismo empresario realmente me asqueó. En realidad, en vez de sindicalismo empresario, yo los denominaría "empresarios que se venden como sindicalistas". 

Ya el simple hecho de que el jefe sindical que debe luchar por tus derechos se dedique a enriquecerse a costas de gran parte del sueldo que los trabajadores merecen, me parece perverso. Y que generen, además, un quiebre tan fuerte de los lazos de solidaridad entre los propios trabajadores —esto es, la fragmentación y división del colectivo de los trabajadores—, aumenta el nivel de perversión. 

Cada vez que veíamos el video en crudo de C5N durante el juicio, donde se ve pasar a todos los ferroviarios presentes, impresiona el odio que expresan a los gritos la gran mayoría de los ferroviarios de Pedraza y Fernández hacia los tercerizados y extercerizados. Así como el cinismo final de Pedraza, al momento de decir sus últimas palabras, donde se autodefinió como una especie de mártir de la protección de los derechos de los trabajadores, agrediendo, además, a la figura de Mariano e insultando a su familia.

QUIEN ES

Alberto Bovino nació en Concepción del Uruguay. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires y máster en Derecho de la Universidad de Columbia. Se ha desempeñado como consultor internacional en materia de justicia penal y derechos humanos. Como abogado ha participado en diversas instancias ante el sistema interamericano de protección de derechos humanos. Como integrante del Área Litigio del CELS, participa en casos de defensas penales que comprenden afectaciones a la libertad de expresión, acusaciones en casos de violencia policial, litigios internacionales, redacción de amicus curiae para tribunales nacionales, extranjeros, o internacionales. Es profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA, entre otras instituciones. Es autor de diversos libros y artículos sobre derecho penal, derecho procesal penal y derechos humanos. Publica además un blog personal, “No hay derecho” (http://nohuboderecho.blogspot.com.ar/), que tiene gran prestigio por su temática y estilo desacartonado.

Para acceder a más información sobre la investigación de la causa de los sobornos: http://nohuboderecho.blogspot.com.ar/search?q=riggi

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Nota Reproducción asistida: CiC - CrU,OFe / gpPP:

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