El auténtico:
Fue el jueves al anochecer; hacía un descanso en el local de un solícito vecino, sobre la peatonal; yo mismo cargaba a pulso y con gusto una hidrolavadora portátil recién adquirida con cómoda financiación.
Ingresa un matrimonio joven y un nene en brazos de su mamá. Y en brazos del niño un “osote” grandote de cálido color al que se aferraba con el soporte de ella.
Me entiendo con los niños; y bastaba con que sobresalieran sus ojitos que inquirían atención, para demandar presencia, admiración correspondida por su nueva mascota.
Fahh… dije, es más grande que vos... Y más fuerte lo abrazaba.
Ahora el brillo de los ojos de los padres eran los que trasmitían la dicha que vivían. Miradas plenas, confiadas, intuyendo semejanzas entre personas.
No sé si sabrían de mí, pero su actitud era digna, de oportunidades crecientes y de feliz arrobo filial.
Cualquier otro agregado estaría redundando lo que ya sabíamos:
Ciudadanos, pares, iguales, de valores familiares sanos y sencillos; compartiendo y disfrutando la reconstrucción de una argentina nación.
En “Concepguay”, ER, al 12 de febrero de 2011. / gpPP.-
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